Aumentar la participación femenina en el mercado laboral y así avanzar en el camino de la igualdad de género, es un desafío actual tanto para las empresas como para los gobiernos. Sin embargo, existen herramientas como la flexibilidad laboral que pueden impulsar este esfuerzo al siguiente nivel.
Recientemente realizamos una jornada de conversación con la participación de casi 100 mujeres, ocasión donde tuvimos la oportunidad de escuchar de cada una todas aquellas barreras con las que se encuentran a la hora de volver al trabajo después de ser madres.
El punto que más se repitió como barrera sin duda fue la falta flexibilidad laboral. Para esto, las profesionales propusieron como solución que las empresas evalúen adoptar medidas de trabajo flexible respecto de horarios (entrada y salida variable), tipos de jornada (parcial o total), trabajo por objetivos y trabajo a distancia, puesto que el traslado hogar-trabajo-hogar consume mucho tiempo en detrimento del tiempo para estar con la familia, sobre todo en lugares como Santiago donde el tráfico en horario punta es muy alto.
Coparentalidad como factor clave.
La flexibilidad laboral no es lo único que las mujeres necesitan para poder retomar sus carreras profesionales después de haberse convertido en madres. Para ellas, la red de apoyo es crítica a la hora de retomar su carrera. Mientras algunas señalan que necesitan contar con personal de servicio que las ayude en las labores del hogar y con los niños, también reconocen que es fundamental repartir las tareas familiares con la pareja y, de esta forma, ambos sentirse realizados profesionalmente.
Culturalmente, y no sólo en Chile sino también en países desarrollados, la madre sigue siendo considerada como la figura principal responsable del cuidado de los hijos. Así lo demuestran estudios que señalan que en países como EEUU, Reino Unido y algunos países escandinavos, una pequeña parte de la población cree que la mujer debe volver a trabajar tiempo completo mientras tiene hijos pequeños. Sin embargo, cuando se trata de los hombres, la expectativa es todo lo contrario, llegando a un 70% de aceptación de que el hombre trabaje a tiempo completo cuando se convierte en padre.
Sin duda, es un paradigma que debe cambiar. Para ello, la flexibilidad no sólo debería ser un tema para las mujeres que son madres, sino también para los padres, y que de esta manera puedan involucrarse aún más en el cuidado de los hijos.
Sabemos que existe un gran talento femenino en nuestro país. Incorporar políticas de flexibilidad laboral en las empresas se traducirá en que ese talento no se desaproveche, muy por el contrario, aumentará la participación femenina en el mercado laboral, acortando la brecha en la problemática de la equidad de género.
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