Con más de un año y medio de pandemia, los desafíos para las mujeres siguen siendo grandes. El agotamiento por tener que hacerse cargo de tantas responsabilidades, laborales, familiares y personales, al mismo tiempo es el principal de ellos, llevando a un deterioro de la salud mental y física. Pero a pesar de eso, hay algunas buenas noticias si miramos con cuidado la inclusión profesional de las mujeres.
La representatividad de las mujeres ha mejorado en todos los niveles de la carrera corporativa de acuerdo a un estudio hecho por la consultora estadounidense McKinsey. Esto es una señal positiva, todavía más cuando pensamos en lo difícil que ha sido para todos, en muchos aspectos, la crisis desatada por esta crisis sanitaria.
Una de tres mujeres dice que ha pensado en disminuir sus turnos o abandonar la fuerza laboral, un aumento en comparación con el año pasado.
Pero la verdad es que todavía hay mucho trabajo que hacer, en especial cuando pensamos en la ascensión de mujeres a la gerencia de las empresas, porque todavía la primera opción son por lo general hombres. Esa es una tendencia persistente desde 2016 en el que las mujeres son ascendidas a una tasa mucho más lenta que los hombres, lo que va dificultando el progreso para la cúpula más poderosa de las empresas.
La representatividad de las mujeres es sólo una parte de la historia porque la pandemia sigue siendo muy difícil para todos los trabajadores, aumentando el estrés. De acuerdo a McKinsey las mujeres están todavía más agotadas que hace un año y el estrés está afectando más a ella que a ellos. Una de cada tres mujeres dice que ha pensado en reducir la cantidad de tiempo que trabaja o directamente abandonar la fuerza laboral, un aumento en comparación con una en cada cuatro que decía eso cuando la pandemia tenía sólo unos meses.
Cuatro de 10 mujeres ha pensado cambiarse de empresa este año.
El estudio de la consultora fue realizado entre miles de mujeres en Estados Unidos, pero tiene eco en nuestro país donde la representatividad femenina en el frente laboral deja mucho que desear todavía más si pensamos que no sabemos bien el impacto que va a tener este retroceso en igualdad de género, que puede durar muchos más años que el riesgo del coronavirus, afectando no sólo las oportunidades disponibles para las mujeres durante las siguientes décadas, si no también arriesgando los beneficios que las empresas tendrían de una perspectiva femenina en su liderazgo.
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FUENTE: https://www.mckinsey.com/featured-insights/diversity-and-inclusion/women-in-the-workplace